La importancia de que las joyas de primera puesta sean lo más rectas posible.

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Cuando hago una perforación siempre os recomiendo sobre el tema de la forma de la joya. A pesar de que hay determinadas zonas en las que puede gustarnos más un aro, por norma general no son adecuados para una primera puesta. Por mi manera de trabajar únicamente le pongo de primera puesta en tres zonas, Septum, daith y smile; hay dos motivos muy simples.

Por un lado, tenemos la parte estética de la zona, si ponemos otra joya distinta no se vería ( lo cual es secundario); por otro lado, tenemos la propia fisonomía, ambas son zonas muy delgadas, en las que la forma de la joya no influye demasiado en la curación (posteriormente explicaremos el porqué).

Cuando hacemos una perforación nueva, la forma de la aguja es recta, con lo cual la perforación también lo es; si la joya es recta, no vamos a forzar el tejido circundante a la perforación y el cuerpo va a aceptar ese cuerpo extraño con más facilidad. 

Por el contrario, si ponemos un aro, evidentemente la forma de aro no es recta. ¿Qué sucede cuando hacemos esto? En el interior de la zona perforada estamos provocando dos tensiones distintas al tejido perforado. Por un lado, en la zona superior del aro está empujando hacia arriba y en la parte interior está empujando hacia dentro (es lo que muestra la imagen de la cabecera).

Si añadimos estas tensiones al daño realizado en el tejido por la propia perforación, al cuerpo le va a costar mucho más trabajo sanar la zona.

Volviendo al tema del smile, daith y septum, al ser zonas con poco tejido, estas tensiones son mínimas y por eso no pongo problemas en ponerlos en primera puesta.

Si habéis llegado hasta este punto, vosotros mismos os daréis cuenta de que es preferible estar un tiempo con una joya recta y posteriormente cambiar a aro, que poner el aro y que os cueste más trabajo para que la curación sea correcta.

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