Errores comunes después de tatuarse (y cómo prevenirlos)
Hacerse un tatuaje es una experiencia única, pero el trabajo no termina cuando se apaga la máquina. El proceso de curación es tan importante como la ejecución del tatuaje y un mal cuidado puede arruinar incluso el mejor tatuaje.
Un tatuaje recién hecho es una herida abierta: Necesita limpieza, hidratación y tiempo. Sin embargo, muchos cometen errores por desconocimiento o por seguir consejos mal informados. A continuación te explico los más habituales y cómo evitarlos para que tu tatuaje cicatrice de forma perfecta.
1. Quitar el film demasiado pronto (o demasiado tarde)
El film protector no es una formalidad, cumple una función esencial. Durante el primer periodo evita el contacto con bacterias, el roce con la ropa y la pérdida excesiva de plasma. Mucha gente lo retira rápidamente, pensando que así la piel “respira” mejor. Error (con matices).
Consejo:Quitarlo antes de tiempo puede provocar irritaciones o infecciones leves que afecten la calidad del tatuaje pero estar demasiado tiempo con el, evita una correcta oxigenación
El tiempo puede variar entre 30 minutos para un tatuaje lineal pequeño y 2 horas máximo para un tatuaje más elaborado con sombras o rellenos
Sigue siempre las instrucciones del tatuador.
2. Usar demasiada crema
Aplicar crema cicatrizante es necesario, pero hacerlo en exceso es contraproducente. La piel necesita oxigenarse para regenerarse y una capa gruesa impide que respire, reblandeciéndola. Esto puede hacer que se desprendan costras prematuramente o que el color se difumine.
Consejo: Usa solo una cantidad mínima, lo justo para que la piel se vea ligeramente hidratada, solo que brille un poco. Si al tocar el tatuaje se nota húmedo o pegajoso, te has pasado. Extiende el exceso, aunque sea fuera de la zona tatuada.
3. Rascar o arrancar las pieles
Es el error más común y el más caro. Durante la curación, el tatuaje pica, tira y se pela. Es una fase natural del proceso: La piel se está renovando. Arrancar las pieles o rascar con las uñas elimina capas que aún contienen pigmento. El resultado son zonas más claras o pequeñas calvas en el diseño.
Consejo: Evita tocar la zona. Si el picor es muy molesto, lávala con agua templada y jabón neutro, sécala con papel desechable (dando toques) y aplica una pequeña cantidad de crema. En pocos minutos el picor disminuye.
4. Exponer el tatuaje al sol
El sol es el enemigo número uno de los tatuajes y más aún durante la curación. Los rayos UV degradan los pigmentos, resecan la piel y pueden provocar inflamación o pérdida de color. He visto tatuajes arruinados por una sola jornada de playa tras pocos días de hacerse.
Consejo: Evita el sol directo al menos durante las tres primeras semanas. Una vez curado, usa siempre protector solar de alto factor (SPF 50 o más) si vas a exponerte. Es la única forma de mantener los colores vivos con el paso del tiempo.
5. Meterse en el agua (piscinas, playa, bañera, río)
Sumergir el tatuaje antes de tiempo es un error grave. El agua con cloro, sal o bacterias reblandece la herida, facilita infecciones y altera la fijación del pigmento.
Consejo: Limita el contacto con agua a la ducha diaria con jabón neutro. Evita piscinas, mar, ríos, bañeras o jacuzzis hasta que el tatuaje esté completamente cerrado, lo cual puede tardar entre 2 y 4 semanas según la zona.
6. Ropa ajustada o sintética
Durante la curación, el tatuaje necesita aire y espacio. Las prendas muy ceñidas o de tejidos sintéticos provocan roce, retienen sudor y pueden irritar la zona.
Consejo: Usa ropa amplia, preferiblemente de algodón, que no se pegue al tatuaje. En zonas de roce constante (piernas, costillas, cintura), conviene tener especial cuidado durante los primeros días.
7. Escuchar “consejos de amigos” en lugar del tatuador
Cada piel es distinta y cada profesional trabaja con materiales y técnicas diferentes. Lo que a un amigo le funcionó, puede no servirte a ti. He escuchado de todo: “échale alcohol”, “lávalo con agua oxigenada”, “ponle vaselina”… Todos esos métodos pueden dañar el tatuaje o retrasar la curación.
Consejo: Sigue las indicaciones del profesional que te ha tatuado. Si algo te preocupa o no sabes si un síntoma es normal, pregunta directamente en el estudio. Una consulta a tiempo evita problemas y asegura el mejor resultado.
Conclusión
Cuidar un tatuaje no es complicado, pero requiere constancia y sentido común. La piel recién tatuada es frágil y necesita atención: Limpieza, hidratación y protección. Evitar estos errores te garantiza un tatuaje con colores vivos, líneas definidas y una cicatrización sana.
Recuerda: El tatuaje se hace en un rato, pero lo conservas toda la vida.